Dedicar a los hijos tiempo “de calidad” se ha convertido en una propuesta de la que se habla tan frecuentemente y con tanta insistencia, que muchas personas han caído en la trampa de creer que sólo la calidad es importante y, por ello, le restan importancia a la cantidad.
¡ Claro que la calidad es importante ! Sin embargo, en la mayoría de los casos, es imposible lograr calidad si no se parte de una cantidad de tiempo adecuada. No se puede hornear un pastel, aunque se utilicen los mejores ingredientes,si no se dispone del tiempo requerido para ello. Tampoco puede lograrse una cosecha, aun con ayuda de los mayores avances tecnológicos , si se restringe demasiado el tiempo.
Si realmente se quiere participar activamente en la formación de los hijos , no basta con dedicarles “cuarenta y cinco segundos al día”, aun cuando estos segundos sean de “altísima calidad”.
Los dos parámetros son importantes : cantidad y calidad.
Por lo mismo, es indispensable encontrar esos lapsos de contacto -que no sean demasiado pequeños- y hacer lo necesario para que dichos tiempos sean realmente de calidad.
Cuando el problema es la falta de tiempo .
Hay padres que se quejan de que no tienen tiempo para los hijos porque se ven en la necesidad de dedicar demasiadas horas a trabajar, a fin de poder satisfacer las necesidades familiares .
La limitación de tiempo es una realidad,pues el tiempo es uno de los recursos más escasos,y no hay fórmula que valga para hacer que el día tenga más horas. Así la solución al problema de la comunicación de los hijos debe enfocarse a encontrar la manera de hacer un mejor uso de ese poco tiempo disponible.
Para ello, lo primero que tienen que hacer los padres es enlistar los bloques de actividades a las que le dedican tiempo cada día: trabajo, traslados , reuniones sociales, televisión, periódico, etc. Esto tiene el objetivo de identificar aquellos bloques a los que se les invierte mucho tiempo y aportan muy poco y tomar conciencia de aquellos bloques a los que, a pesar de su gran importancia, no se les está dedicando el tiempo que requieren.
Partiendo de esa “ fotografía completa ” , puede hacerse un p roceso de reacomodo, a fin de restar algo de tiempo a las actividades menos importantes y dedicárselo a lo que realmente
vale la pena, como el tiempo de contacto con la familia y con cada uno de los hijos para participar más activamente en su p roceso de formación y educación.
Fuente: Familia Presente por Norah y Jorge Zuloaga
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