Reflexión sobre La Voluntad

"La voluntad es determinarnos, autogobernarnos con consistencia en nuestros objetivos, forjando coraje ante las dificultades, teniendo la entereza de volver a empezar. Esto implicará muchas veces de privarnos de cosas buenas que quizá en ese momento exigen una carencia pero que concluyentemente nos dirigirán a alcanzar metas con mayor trascendencia. En suma, el autor plantea que aquel que tiene educada la voluntad, es más libre y puede dirigir su vida a donde quiera porque está dispuesto a ceder y dominarse en una autoposesión que lo aparta de referentes fortuitos.

El hombre que no tiene educada la voluntad es inconsistente y frágil, y cualquier acontecimiento inesperado lo hace desviarse de lo que ya ha trazado, por lo tanto; es importante educarla para ser artífices del cambio y no víctimas de arrebatos, desganos e indiferencias. No olvidemos que la conquista de la voluntad se proyecta y se construye sobre la alegría y la satisfacción de estar en el camino correcto, sí porque ésta será un motor que genera motivación cuando se ha alcanzado una meta prevista. Es un estímulo que nos provoca volver a trazar nuevos objetivos y realizarlos. Esta alegría va evolucionando en felicidad cuando el ser comprueba de qué manera puede moldear su personalidad errónea para lograr pequeños cambios que lo gratifiquen y lo conduzcan a la autorealización personal. Enrique Rojas nos muestra cómo fortalecer nuestra voluntad uniendo nuestros pensamientos a todo aquello que se nos presenta como superior y que nos hace saber que somos capaces de formar parte de la Armonía universal.

Juicio valorativo

Como profesional de la educación, considero que la formación de la voluntad es un quehacer pedagógico que se presenta ante nuestra realidad como una de las más altas tareas de nuestra acción. Sí, porque en nuestra contemporaneidad se le ofrece a la población (nuestros educandos) muchas ocasiones que los invitan a la concupiscencia y a la liviandad. Vivimos en una época en donde los falsos placeres, el relajamiento de las normas, la permisividad, el relativismo, el Carpe diem! , el poder del dinero, etc., nos posibilitan el camino para nuestra mayor degradación.

Conquistar nuestra voluntad resulta difícil de lograr, pero hacerlo representa precisamente un mérito que se convierte en un motor de automotivación que se potencia y actualiza de forma perenne en nuestra existencia. ¿Qué esfuerzo representaría hacer algo que no implica esfuerzo o sacrificio alguno? El autogobierno es una clara muestra de una voluntad disciplinada contraída a partir de acciones una tras de otra.

A partir del libro de Enrique Rojas, afirmamos que existe una necesidad imperante de educar a las personas a poseer una voluntad formada, la cual les proporciona la fuerza y la determinación que los mantenga en un estado de congruencia entre sus principios morales y su actuar. Entonces, los educadores debemos preguntarnos el por qué del excesivo cuidado a la formación intelectual de los estudiantes cuando diseñamos el curriculum, indiscutiblemente se descuida la educación de la voluntad cuando es ésta la que nos permitirá lograr la independencia de la educabilidad de las personas. Sí porque pensemos que solamente compartimos una pequeña parte de la vida de nuestros educandos, ellos deben querer seguir perfeccionándose aunque ya no estén con nosotros. ¿Para qué nos sirven cabezas formadas sin una voluntad templada que les permitan hacer lo que es bueno?

Un educando que ha conquistado su voluntad, será consciente de las responsabilidades que implican vivir la vida humana, reconocerá que en él está la realización de un buen futuro para la humanidad y no sólo par él mismo.

Es por todo esto que los educadores debemos ser un ejemplo de una voluntad que se esfuerza y se sacrifica, si no ellos se preguntan por qué es que somos su guía y su autoridad cuando no lo merecemos. Aunque esto suene crudo, debemos de encontrar la forma de mostrarles que efectivamente estamos en guerra para obtener nuestra libertad y que la batalla nos es con nadie más que con nosotros mismos.

Concluyamos pues que la conquista de la voluntad conlleva acciones permanentes que forman nuestro estilo de vida, entonces los pedagogos debemos formar no sólo en lo cognitivo o en la técnica sino en la actitud también. La formación moral nos deja vislumbrar un camino para debilitar todas aquellas influencias indeseables que provienen especialmente de los medios de comunicación.

Planeemos el curriculum para formar la actividad espiritual; podríamos comenzar por la formación de hábitos, control de sus emociones o inculcarles valores elevados. Una educación responsable invita a las personas a plantearse un nivel elevado de exigencia personal, y desde mi punto de vista, esto significa saber educar y no otorgar un número de forma terminal. Es saber que como profesores somos motivo de inspiración para provocar el querer querer de nuestros educandos. "

ROJAS, Enrique.

Fuente: psicopedagogia.com

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