Después de las entrevistas que hicimos hace unas semanas a una serie de psicólogas sobre la hipersexualización de las niñas me quedé con ganas de saber más sobre cual debe ser el correcto desarrollo de la sexualidad de nuestros hijos.
Por eso entrevisto ahora a la psicóloga Edurne Simón, especialista en psicología infantojuvenil y directora del proyecto Thaibaby en Almería, donde se ofrecen talleres y espacios de convivencia para los padres. Vamos a hablar con ella en profundidad sobre la sexualidad infantil, su evolución y etapas, los comportamientos normales y los preocupantes, las preguntas y los juegos…
¿Cuándo comenzar con la educación sexual y de qué forma adaptarla a cada etapa del niño?
Es importante que partamos de la idea, o mejor dicho de la realidad, de que somos seres sexuados y que la sexualidad nace con nosotros y del mismo modo termina con nosotros.
Nos acompaña durante toda la vida, pero se desarrolla y se vive de distinta manera en cada etapa de la misma.
En la primera infancia la sexualidad va especialmente relacionada con la afectividad, si cabe de manera más intensa que en el resto de nuestro desarrollo. Por tanto, las muestras de afecto, los modos y patrones de relación que se aprenden y se comparten desde el nacimiento ya forman parte de la educación sexual que damos a los niños.
En los primeros meses ésta será la relación más directa con la sexualidad. Un poco más adelante podemos empezar a trabajar con el conocimiento del cuerpo y en esta fase es muy importante empezar a introducir los conceptos de privacidad y autocuidado.
Son niños pero su cuerpo es suyo e interiorizar esta premisa es la mejor protección contra los abusos. Nadie que no sean sus propios cuidadores o profesionales médicos tiene porque manipular su cuerpo y esto es algo que debemos enseñarles.
Por otro lado aunque todavía no pueden mantener por sí solos unos correctos hábitos de higiene, no está de más que vayan viendo e interiorizando la manera adecuada de hacerlo, contándoles lo importante qué es, lo bien que nos sentimos al cuidarnos adecuadamente.
Muy relacionado con este aspecto y el de la privacidad, me gustaría hacer hincapié en la importancia de no forzar a los niños a dar besos y abrazos cuando no quieran hacerlo. Existen otras formas de ser educado y de demostrar afecto. Enseñarles que deben demostrar afecto de manera forzada no es un buen aprendizaje para su presente ni para su futuro.
¿Y cuando crecen un poco?
Más adelante deberemos acostumbrarnos a la autoexploración, las preguntas y la curiosidad, en ocasiones sin límites. En realidad existen unas premisas bastantes generales, basta con generar un clima de confianza que permita que los niños nos planteen sus dudas a cualquier edad.
Conseguir esto es fácil, responder a sus preguntas y no censurar su curiosidad suele bastar. Y por otro lado ser modelos positivos de las relaciones personales.
En un primer momento podemos apoyarnos por ejemplo de libros o cuentos que nos serán de gran ayuda. Más adelante, el propio contenido de los medios y sus experiencias nos ayudarán a entablar conversaciones y a abordar el tema.
En resumen, creo que no hay un momento concreto para empezar con la educación sexual, es un continuo desde el minuto uno y lo ideal es adaptarse no sólo a la etapa si no al propio niño y a sus capacidades.
¿Nos explicas las etapas de la maduración sexual de los niños?
Sin entrar en las diferentes concepciones y teorías sobre el desarrollo psicosexual, digamos que durante los primeros años, hasta los dos aproximadamente, los niños vivencian su sexualidad como parte de su desarrollo fisiológico. Sienten placer con el contacto físico, experimentan con su propio cuerpo pero no existe un reconocimiento separado del resto del cuerpo, ni identificación de género.
Y cuando cumplen dos años, ¿cambian también en este aspecto?
A partir de los dos años, gracias también a los nuevos logros motores y cognitivos, los niños muestran una mayor curiosidad, progresivamente empiezan a identificarse por atributos externos (las niñas llevan falda y el pelo largo…) y más adelante la experimentación con su propio cuerpo es más activa y más consciente.
A veces aparecen conductas exhibicionistas y juegos con otros niños. Poco a poco descubren que las diferencias de género van más allá de los atributos físicos y empiezan a hacer preguntas sobre el tema.
Pero, tarde o temprano, van a preguntar sobre la sexualidad y la reproducción, ¿verdad?
En torno a los siete años y en adelante, es común que los niños parezcan sufrir un retroceso en su curiosidad sexual, pero generalmente tiene más que ver con la vergüenza. Los niños empiezan a compartir dudas con sus iguales, son ya plenamente conscientes de las sensaciones de placer que aparecen en su cuerpo y de las diferencias de género. Esta fase suele durar hasta la adolescencia, momento en el que repunta o más bien explota el interés sexual, pero esta etapa merecería una pregunta para ella sola.
¿Qué comportamientos nos deben alertar de qué hay un problema?
Los principales signos de alarma son aquellos comportamientos que no son esperables para la edad del niño. Si encontramos una estimulación excesiva o compulsiva, vemos que el niño utiliza un lenguaje muy sexualizado o reproduce, fundamentalmente en el juego, comportamientos de tipo sexual debemos alarmarnos.
Cuando nuestro hijo se muestra excesivamente retraído, preocupado o ansioso también debemos preguntarnos qué está pasando, no tiene por qué estar relacionado con la sexualidad, pero no está de más que chequeemos por ahí también. Además si nuestro hijo nunca pregunta nada sobre el tema también debemos preguntarnos por qué no lo hace.
La curiosidad en torno a la sexualidad es innata a nosotros, si no nos pregunta nada tampoco es normal.
Terminamos la primera parte de esta entrevista que Bebés y más ha realizado a la psicóloga infantojuvenil Edurne Simón. Mañana abordaremos cuestiones más concretas sobre las preguntas, juegos y actitudes de los niños en su desarrollo sexual.
En Bebés y más | “Las niñas van asumiendo con naturalidad perversa su condición de objetos sexuales”. Entrevista a la psicóloga Olga Carmona, “Existe un patrón de hipersexualización de las niñas muy polarizado”. Entrevista a la psicóloga Diana Sánchez, “Existe actualmente un patrón de hipersexualización en las niñas”. Entrevista a la psicóloga Mónica Serrano,
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